Invasión: Ni el país, ni mi cuerpo.

 ¿Es posible volverte vulnerable ante alguien que se aprovechó de esa vulnerabilidad?

    Todo pasó muy rápido, Teresa estaba en el retrete deseando expulsar todos sus intestinos e irse ella misma por ese hoyo con agua y desechos. Estaba quebrada, quería experimentar la infidelidad pero el resultado no le gustó nada, quería  salir y llorar frente al hombre con quien la había ejecutado, pero probablemente eso involucre que ella se enamore de él. El apoyo de Tomás ante esa característica vulnerabilidad era lo que más apreciaba y una de las razones por las que permanecía en la relación. 

    La relación es como los contratos, deben haber dentro ellas acuerdos de comportamientos para que estas funcionen. Para Teresa, Tomás le brindaba casa, apoyo y cuidados, a pesar de las continuas infidelidades era mucho para ella, alguien quien en su casa fue despreciada y minimizada. "Solo tengo una valía que entregarle y es mi eterna fidelidad"... pero lo había arruinado y ya no había vuelta atrás.

    Pasaron los días y los meses, algo diferente estaba despierto dentro de ella, una sensación erótica de sí misma, pues al vivir una larga vida menospreciando su cuerpo era impresionante sentirse excitada por su propio cuerpo. Vivía una y otra vez la imagen de un miembro extraño sobre ella y le gustaba, pero el hombre alto y guapo no volvió a aparecer en el bar.

    Las sospechas de que tenía una identidad falsa empezaron a crecer, será que próximamente  recibirá mensajes de extorsión por parte de un policía secreto, para sacarle dinero y así no exponer su infidelidad???

Antes Chequia, hoy la pequeña Rusia.

    Cuando la invasión rusa recién comenzaba y los soldados tenían la orden de llegar a ciertas áreas de Chequia para hacer de las suyas; al enterarse los habitantes se encargaron de  quitar cualquier tipo de señalización en los pueblos y ciudades para que no llegarán al destino que la unión les había asignado a esos soldados. Así fue como duraron días perdidos por el país, el complot había llegado al nivel de que los propios habitantes tenían la dinámica de confundirlos aún más con falsas instrucciones y señalizaciones. Eso pudo retrasarles un poco la invasión, pero al final, se logró...

    Un domingo más, la pequeña familia de Tomás (Karenin el perro, Teresa y él) se aventuraron a visitar el hotel en el que hace 6 años habían pasado la noche juntos, era lejos de Praga, una zona sin señalización. Cuando llegaron no reconocían gracias a los nombres nuevos del lugar, palabras rusas difíciles de pronunciar, el hotel seguía ahí pero ya no era "Grand" era "Baikal"... sobre la calle "Rostov" a un lado de la "Kiev", no duraron ni unos cuantos minutos cuando volvieron a subir al carro para regresar a Praga.