Cuarta Parte... EL ALMA Y EL CUERPO.

INTIMIDAD Y CAMPOS DE CONCENTRACIÓN.

    Siguiendo la rutina, Teresa y Tomas se ocupaban cada uno de cubrir el ritmo de su individualidad. Tomas despertaba temprano para ir a trabajar y junto con el Teresa se ocupaba de las compras de despensa para hacerle de desayunar. Tomas insistía que no se levantara pero en secreto era el único momento en que Teresa podía compartir tiempo con el e intercambiar algunas palabras interesantes. 

    Las mañanas estaban acompañadas de una estación de radio en donde se habla de la situación política del país, en ese momento se puso de moda que la policía secreta pusiera micrófonos escondidos en las casas de gente importante, esta vez era un novelista Checo “Prochazca”, era una locura salían grabaciones de él burlándose de la situación junto con camaradas, lo peor de lo que se exponía para Tomas, era la inmoralidad de la policía secreta para sacar a la luz esas conversaciones personales, pero para Teresa y el resto de ciudadanos eran las palabras del novelista lo que estaba mal mal y mal, le recordaba a su mama abriéndonoslo su diario y leyéndoselo a la familia, estaba familiarizada con la invasión a la privacidad.

    Para Teresa la vida si estaba llena de hipocresía y se vivía como en un campo de concentración, desde su perspectiva lo peor de los campos no era el descuido personal, el hambre o que te maten. Lo peor era la falta de privacidad, vivir con todos, ser maltratado con todo un grupo de extraños, aparte de ser vulnerable estar expuesto ante todos.

    
    Cuando salía a caminar temprano para ir al spa y la calle estaba llena de mujeres con paraguas por las fuertes lluvias, le recordaba a las marchas de la invasión rusa. Todas las mujeres unidas con faldas cortas, enseñando sus hermosas piernas largas para provocar a los soldados rusos que llevaban en abstinencia desde hace años. Ahora las observaba empujándose en la calle para llegar a su destino, diciéndose unas a otras "muévete, mierda".